lunes, 27 de abril de 2020

Quiero volver a la rutina

Quiero ir a la compra y tomarme un café primero y que me los sirvan nada más verme sin preguntar. Quiero pasear por las tiendas a ver si se me encapricha algo aunque no tenga sitio en los armarios. Quiero salir a la calle sin un destino fijo y parar en una terracita a tomar algo. Quiero ir al pueblo a ver cómo están las plantas. Quiero ir a un vivero y encontrar algún ejemplar nuevo. Quiero comer en el pueblo y tomar el sol en el patio. Quiero ir a ver las gallinas y las vacas.

Quiero ir al cine y acabarme las palomitas antes de empezar la película. Quiero ir a un centro comercial a pasar el rato y acabar comprando cosas inesperadas. Quiero salir a un parque a ver los patos. Quiero quedar con parientes y amigos libremente. Quiero volver al médico cuando me haga falta. Quiero la peluquería, la tintorería, la ferretería, la mercería. Quiero que la gente pueda vivir tranquila y en paz y conserve sus trabajos. Quiero que venga mi hija. Quiero normalidad ya.

jueves, 23 de abril de 2020

La desescalada

Fue necesario llegar a donde hemos llegado debido a que estaban las ucis rebosando y los hospitales no daban abasto. Pero afortunadamente hemos bajado a la mitad de víctimas y ya podemos dar marcha atrás. Sin embargo, me temo que nuestro gobierno le ha cogido el gustillo al control dictatorial y no están dispuestos a renunciar tan fácilmente a lo que han conseguido. Así que se niegan a dar marcha atrás. Sólamente han aceptado dejar salir a los niños a regañadientes. Pero no dejan que salgan otros adultos a hacer algo de deporte.

No quieren darse cuenta de que los negocios no pueden seguir esperndo. Los bares y las tiendas apenas pueden soportar un mes sin público, pero es demasiado pedir que soporten tres. Los pequeños propietarios tienen que seguir pagando alquileres y sueldos. Incluso las tiendas grandes tienen grandes gastos que cubrir. Por tanto, ahora que el índice de contagios ha bajado es el momento de ir avanzando hacia la normalidad o luego tal vez sea demasiado tarde; y entonces la pandemia nos va a parecer el menor de los males.

lunes, 20 de abril de 2020

Un pequeño susto

Estaba el otro día en casa como siempre y al meterme en la ducha me di cuenta de que tenía un bulto en el pecho derecho muy evidente. Quiero decir que ocupaba media mama. Así que fui con mi marido a urgencias ginecológicas el domingo por la noche. La doctora me hizo una ecografía y me dijo que parecía un quiste de cuatro centímetros, pero que fuera al día siguiente a una clínica especializada cerca de su consulta.

Así que fuimos y me confirmaron que era un quiste que ya tenía antes que se me ha inflamado mucho. Dicen que lo pueden vaciar pero es probable que se llene de nuevo. Me duele bastante, sobre todo en la cama. Pero bueno, no es nada más y eso es lo importante. Tener que ir al médico en pleno estado de alarma es complicado y más si no es nada relacionado con el Covil. No nos paró la polícía por suerte en la carretera. Y ahora, a seguir adelante.

jueves, 16 de abril de 2020

Recuerdos

Este confinamiento del coronavirus me está trayendo recuerdos que querría haber olvidado. Tuve una niñez muy solitaria. Aunque era la pequeña de cinco hermanos nadie me prestaba atención, empezando por mis padres. Mi padre venía del trabajo a la hora de cenar y mi madre se pasaba el día de compras y recados. Hasta tal punto que recuerdo que cuando tenía cinco o seis años me bajaba yo sola a la calle a dar una vuelta a la manzana porque me moría de aburrimiento. Más tarde me refugié en los libros y me los leía tantas veces que los sabía de memoria.

Pero lo peor para mí eran las vacaciones. Aunque en el colegio tampoco me iba bien, al menos estaba acompañada. El verano significaba para mí tres meses sin hacer nada y sin nadie con quien hablar. De manera que ahora por lo menos estoy acompañada que ya es algo. Hay que tener en cuenta que yo no podía ir en coche porque me mareaba y por eso no contaban mucho conmigo. Pero cerca de casa tampoco empecé a salir hasta que no tenía ya catorce o quince años. Fue mucho tiempo de soledad no elegida, tiempo perdido que no quisiera repetir.

domingo, 12 de abril de 2020

Nuestros ancianos

Lo más triste de esta crisis es que se está llevando a los mayores. Y el caso es que sería peor realmente si estuvieran muriendo los niños, porque tienen toda la vida por delante. Pero eso no significa que la tristeza no sea real. Yo ya no tengo padres pero recuerdo cuando murieron que al menos nos quedó el consuelo de haber estado con ellos cada día hasta el final, y que estuvieran bien cuidados y atendidos noche y día. No quiero ni pensar que hubieran tenido que pasarlo solos.

Por nuestros ancianos nos quedamos en casa, para no contagiarlos. Sin embargo eso no ha podido evitar al muerte de miles de ellos, especialmente en las residencias. No sé si las medidas que se han tomado han sido las más adecuadas, pero no se me ocurren otras, la verdad. Por eso confío en que pronto salgamos de este bache, pero que nunca olvidemos a las víctimas que quedaron en el camino, los sanitarios, los policías, y sobretodo esos abuelos, que siempre vivirán en nuestra memoria.

■ Se mueren.
● Se está muriendo la mejor de las generaciones,
la que sin estudios, educó a sus hijos,
la que sin recursos los ayudó durante la crisis.
● Se están muriendo los que más sufrieron
los que trabajaron como bestias
los que han cotizado más que nadie.
● Se mueren los que pasaron tanta necesidad,
los que levantaron el país
los que ahora tan solo deseaban
disfrutar de sus nietos.
● Se están muriendo solos y asustados
apurando el último aliento
sin la ayuda de un mísero respirador.
● Se van sin molestar, los que menos molestan
● Se van sin un adiós, los que menos merecen irse


(visto en facebook:)

martes, 7 de abril de 2020

Qué es el Nuevo orden mundial


¿Qué es el Nuevo Orden Mundial?

|

Por Pedro Abelló

Un amigo me pidió hace unos días que le explicara, “para que pueda entenderlo”, qué es eso del Nuevo Orden Mundial. Yo le dije que es, en esencia, el nuevo comunismo, un comunismo que advirtió, ya en los años 30 del pasado siglo con Antonio Gramsci, que con la revolución no se iba a conseguir imponer la sociedad comunista, puesto que el modelo cultural occidental era demasiado fuerte para poder romperlo por la violencia, y que sólo podría establecerse destruyendo la moral cristiana y corrompiendo previamente la cultura occidental, herencia de Grecia, Jerusalén y Roma; por eso se llama marxismo cultural, aunque sería más exacto “marxismo anticultural”. Las ideas de Gramsci fueron desarrolladas y popularizadas en las décadas posteriores por la llamada Escuela de Frankfurt, que las introdujo en las universidades y en los medios de comunicación, convirtiéndolas progresivamente en hegemónicas a partir de los años 60.

“Entonces – me preguntó – ¿es que se han vuelto comunistas las élites mundiales?”. “Las élites mundiales – le contesté – aspiran al poder, a un poder – si es posible – sin límites, a un poder total que no deje lugar a la más mínima contestación; en definitiva, al totalitarismo perfecto.” Esa ha sido siempre la aspiración del poder, pero nunca hasta ahora se habían dado las condiciones para conseguirlo, y todos los poderes han ido cayendo víctimas de sus limitaciones.
Pero lo que el marxismo cultural ofrece a las élites que ostentan el poder en el mundo es la forma – al menos en teoría – de obtener un control prácticamente total sobre la población, y a esas élites le importan poco las etiquetas, por lo que, ante lo atractivo de la oferta, han adoptado gustosamente el modelo. Y hay que añadir que, a la oferta original de ese modelo, se ha añadido posteriormente la importantísima aportación del desarrollo tecnológico, que ofrece todos los instrumentos necesarios para que ese control sin fisuras se convierta en realidad: reconocimiento facial, microchips, etc.
Claro está que la tecnología, por poderosa que sea, no conseguiría por sí sola el control de las personas, en la medida en que éstas mantengan y valoren su voluntad de seguir siendo libres. Y ahí entra el marxismo cultural, porque la finalidad del marxismo cultural es precisamente anular la voluntad de las personas y convertirlas en sujetos sumisos al poder, de modo que podría decirse que el Nuevo Orden Mundial es la alianza entre el nuevo comunismo y el post-capitalismo o el capitalismo financiero. La China de Xi Jinping puede darnos cierta idea de hacia dónde tiende el modelo.

¿Y cuáles son los instrumentos con los que ese marxismo cultural se plantea conseguir su objetivo?
Se trata, en definitiva, de destruir todo aquello que permite a la persona mantener el apego por su libertad: su identidad, su cultura, sus raíces, su tradición, su religión. No olvidemos que la civilización occidental, con independencia de lo que cada uno piense o crea, se fundamenta en los principios y valores del cristianismo, en la alta filosofía griega (“bautizada” por la escolástica) y en el derecho romano. Y precisamente por ello son esos los objetivos que el marxismo cultural pretende destruir.

¿Cómo lograrlo?
En primer lugar, mediante la destrucción de la moral cristiana. El marxismo cultural, mediante la infiltración y el control de los medios de comunicación, de las universidades y del sistema educativo en general, ha conseguido que una parte creciente de la población rompa con los principios de la moral cristiana y acepte otros principios contrarios a la misma. Ese ha sido el resultado de la llamada revolución sexual, que desde finales de los años 60 del siglo pasado ha cambiado radicalmente la forma en que el occidental moderno aborda la sexualidad. La generalización de los métodos contraceptivos, que posibilitan el sexo libre y sin compromisos, la pornografía, el feminismo radical y, más recientemente, la ideología transgénero, que pretende anular la naturaleza masculina o femenina de las personas y convertirla en opcional, el rechazo a la heterosexualidad como norma, la generalización de las uniones homosexuales, la promoción del aborto, etc., todo ello ha creado un modelo cultural radicalmente antagónico con el modelo que ha definido hasta hace poco tiempo nuestra sociedad.

La contribución de los medios de comunicación a ese cambio ha sido fundamental, promoviendo de todas las formas posibles los nuevos modelos de comportamiento contraculturales.
Ese abandono de la moral tradicional ha supuesto también, y como consecuencia, el abandono de la práctica e incluso de la creencia religiosa, lo cual se ha visto favorecido por la profunda crisis que atraviesa la Iglesia católica a partir de la conclusión del Concilio Vaticano II, crisis también favorecida – si no provocada – por la infiltración en la propia Iglesia desde los años 50 del siglo pasado de elementos “liberales” partidarios de la adaptación de la Iglesia a la cultura del “mundo”, elementos que hoy ocupan posiciones clave en su jerarquía. Como resultado, estamos hoy ante una sociedad prácticamente atea que, aunque siga siendo nominalmente cristiana, no conserva de ello más que el nombre.

En segundo lugar, mediante el miedo. Una sociedad atemorizada es una sociedad fácilmente controlable, que se pondrá sin dudarlo en manos de quien le ofrezca terminar con la causa de su temor. Crear falsas amenazas y ofrecer las correspondientes falsas soluciones es un viejo método de control social que todavía funciona de maravilla. El poder ha jugado y juega constantemente con el miedo como elemento de control: miedo a los atentados terroristas, miedo a las epidemias y, más recientemente, miedo al calentamiento global, el alarmismo climático.
El terrorismo mantiene a la sociedad sumida en el temor, y no pretendo decir aquí que se trate de un fenómeno provocado con esa finalidad, pero lo cierto es que la respuesta institucional al terrorismo deja mucho que desear, y la prueba más evidente es la gran facilidad que se ofrece a los terroristas para entrar e instalarse en territorio europeo a través de esa inmigración ilegal masiva sin control alguno que los poderes de la Unión Europea – y el propio Vaticano – promocionan con inusitado fervor.

Los brotes epidémicos de ciertas enfermedades son masivamente utilizados por los medios de comunicación para crear una sensación de amenaza y vulnerabilidad, muchas veces absolutamente desproporcionada con relación a la magnitud real del problema (recordemos el caso de la gripe A), que mantiene a la población en un estado de permanente temor, proclive a la manipulación.
Y, finalmente, la hecatombe climática, el planeta en peligro, el fin climático del mundo ante nosotros.
Difícilmente podía encontrarse un elemento de manipulación y control social más efectivo que este “terrorismo climático”, que tiene convencida a la mitad (por lo menos) de la población mundial de que el mundo se acaba si no nos ponemos inmediatamente en manos de las élites que tienen el poder de salvarnos del exterminio.
En realidad no sucede nada que no haya estado sucediendo desde que el mundo es mundo, porque el clima cambia constantemente, y así lo atestiguan los registros. Periodos cálidos y periodos más fríos se alternan con regularidad, y no hay en ello motivo de mayor alarma. Las predicciones catastrofistas dejan sistemáticamente de cumplirse y la vida sigue con normalidad, pero nuevas predicciones alarmistas vuelven a lanzarse a una población atemorizada, y el hecho de que nunca se cumplan importa poco, porque la gente, en general, no es consciente de ello.
Quinientos científicos de trece países han remitido recientemente un manifiesto al Secretario General de la ONU denunciando el catastrofismo climático y anunciando que no existe ningún tipo de emergencia climática, pero la gente no lo sabe y el bulo sigue funcionando. El miedo como elemento privilegiado de control social.

En tercer lugar, mediante la destrucción de las identidades culturales, nacionales y religiosas. El hombre que tiene raíces y se aferra a ellas es difícilmente manipulable, valora su identidad y los elementos que la constituyen, y valora su libertad. La destrucción de esas raíces es fundamental para convertir al hombre en un sujeto manipulable y sumiso. La identidad religiosa, como hemos visto, ha sido ya destruida en una gran parte de la población occidental. La identidad nacional se torna cada vez más borrosa con la promoción cultural de las entidades supranacionales, que centralizan en medida creciente el poder en detrimento de la capacidad de los estados nacionales, cuyas competencias son cada vez más reducidas. El europeo depende cada vez más de instancias que escapan casi totalmente a su control, y los medios le convencen de que las naciones no tienen ya sentido en un mundo global.
Pero el elemento clave en esta destrucción de las identidades es la mezcla cultural, la transformación de la sociedad en un batiburrillo de razas y culturas, en gran medida incompatibles entre sí, que borre progresivamente los límites de cada una de ellas hasta lograr una población “multicultural”, es decir, sin cultura definida alguna. Y para ello el marxismo cultural en el poder promueve la inmigración ilegal masiva sin control alguno, manipulando sin escrúpulos los sentimientos y la solidaridad natural de las personas.

El principal derecho de las personas es el de permanecer en su lugar de origen y tener allí las oportunidades necesarias para vivir dignamente, no el de emigrar a países extraños. Si todo el dinero que los poderes emplean en crear conflictos que vacían los países lo empleasen en crear estructuras económicas y culturales viables en esos países, las personas no tendrían necesidad de emigrar. Occidente está vaciando África, la está privando de sus jóvenes y, por tanto, de su futuro, en vez de contribuir a crear las condiciones para que esa juventud tenga allí un futuro.
Por otra parte, las naciones occidentales tienen derecho a preservar su cultura y su equilibrio; tienen derecho a gestionar la inmigración, a decidir quién entra en sus países y en qué condiciones; tienen derecho a imponer obligaciones a los que llegan, obligaciones de respeto a la cultura local y de acatamiento de sus leyes; tienen derecho a decidir cuántos inmigrantes pueden ser admitidos con los medios disponibles, a fin de que su integración pueda ser efectiva.
Los gobiernos occidentales han renunciado a toda capacidad de gestión sobre la inmigración, poniendo en riesgo conscientemente – y diríase que voluntariamente – el futuro de la cultura, del equilibrio e incluso de la paz social en sus países. No hay en ello casualidad ni imprevisión alguna.

¿Qué se busca con todo ello?
Un mundo sumiso y manipulable. La edad de la democracia ha pasado, aunque el nombre se conserva para mantener ciertas apariencias. El poder ha tenido siempre voluntad de permanencia. Hitler hablaba del Reich de los mil años, Napoleón pretendía dominar Europa construyendo un nuevo orden revolucionario… Hoy esa permanencia está más al alcance. Todo poder aspira hoy a perpetuarse, a destruir al adversario, a no dar lugar a alternancia alguna, a constituirse en dueño absoluto. Una población consciente de su libertad y dispuesta a utilizarla es el principal obstáculo que se opone a ese deseo. La libertad no ha estado nunca más amenazada que en nuestro tiempo, y probablemente lo estará cada vez más. Una parte creciente de la población está renunciando ya a ella cada día. Sobre el futuro se ciernen nubes muy oscuras, pero sigue habiendo mucha gente que no se resigna, y, en definitiva, nunca han sido las mayorías las que han encontrado la salida a las crisis. Siempre son las minorías resueltas las que hacen que el mundo avance; siempre es el “pequeño resto” que sigue creyendo en la dignidad absoluta de la persona humana, que sigue creyendo y confiando en Dios, el que puede encontrar y mantener su libertad incluso en las condiciones más críticas, poniendo su confianza en Aquél que nunca ha dejado de ser el Dueño de la Historia.

 https://infovaticana.com/2019/10/26/que-es-el-nuevo-orden-mundial/
Más información:https://informacionporlaverdad.wordpress.com/2011/10/02/%C2%BFque-es-el-nuevo-orden-mundial/

viernes, 3 de abril de 2020

Los verdaderos héroes

Todos sabemos que los héroes de esta cuarentena son los sanitarios y también los empleados que siguen trabajando, para que los demás podamos hacer vida más o menos normal. Luego están naturalmente los enfermos, pobrecitos, confinados en casa o en los hospitales y tan solos. A continuación yo diría que tienen más mérito los que cuidan en su casa a ancianos o niños pequeños. Si de algo me alegro es precisamente que me haya pillado esta crisis con mis padres ya fallecidos y los hijos mayores. El que no se consuela es porque no quiere.

Porque debe ser tremendo tener que entretener a los niños en casa durante tantas horas e intentar explicarles por qué no se puede salir a la calle ni ir al colegio. Aunque la verdad es que cuando los míos eran pequeños tampoco salíamos mucho porque siempre había alguno malo, pero no es lo mismo saber que podrías hacerlo si quisieras. También nos sirve para ver lo que sienten los mayores impedidos que ya no pueden salir, como les ocurrió a mis padres en sus últimos años. De manera que al menos nos queda la experiencia.

miércoles, 1 de abril de 2020

Ideólogos de género


Pedófilos, drogadictos, locos y con tendencia al suicidio: así eran los ideólogos de género

Atormentados por traumas infantiles, prácticas sexuales degeneradas y odios obsesivos a la figura del padre, lo más increíble es que las doctrinas de los ideólogos de género han logrado colarse hoy en las aulas de universidades y colegios.


Wilhelm Reich, Margaret Sanger, Michel Focault y Margaret Mead
Cuatro de los principales ideólogos de género: Wilhelm Reich, Margaret Sanger, Michel Focault y Margaret Mead / Actuall
Es como si alguien hubiera abierto las puertas del manicomio y las teorías de sus locos más célebres se convirtieran en doctrina mundial.
Ya no hay nada objetivo -ni siquiera la diferenciación biológica XX ó XY, ¡oh cromosomas fascistas!- que determine si somos hombre o mujer. Cada uno, y sólo cada uno, decide lo que es.
Actuall depende del apoyo de lectores como tú para seguir defendiendo la cultura de la vida, la familia y las libertades.
Así lo dictaron los ideólogos de género y los profetas del pansexualismo, unos tipos cuyos postulados fueron difundidos antes de probar la camisa de fuerza, la pedofilia, la zoofilia, la drogadicción más salvaje y, en muchos casos, el suicidio final.
La excepción, y no parece casualidad, es la de quienes lograron llevar una vida plácida.
Atormentados por traumas infantiles, prácticas sexuales degeneradas y odios obsesivos a la figura del padre -al varón en general- las doctrinas de los ideólogos de género han logrado colarse hoy en las aulas de universidades y colegios de un occidente que desde hace décadas navega a la deriva.

El filósofo alemán Friedrich Nietzsche
El filósofo alemán Friedrich Nietzsche
No sólo es la rebelión contra la familia, ni la imposición del relativismo y la corrección política, es sobre todo la guerra sin cuartel contra la naturaleza, contra la realidad más evidente. El triunfo de la voluntad, del yo.
Todo se puede negar porque no hay nada fuera de nosotros que sea objetivo, decía Fiedrich Nietzsche, el filósofo del que parten todos los entusiastas de género.

Terapias sexuales

Dios ha muerto, sostiene el pensador alemán, y si Dios ha muerto también ha muerto la naturaleza creada por él. Así que nada define lo que soy, sólo yo puedo hacerlo. Nietzsche, por cierto, acabó en un manicomio los últimos años de su vida.
Y hasta en eso le siguieron muchos de los ideólogos de género que, además de partir de la filosofía nietzscheana, desarrollaron verdaderas patologías y acabaron sus días en un psiquiátrico. Es el caso del médico alemán Wilhelm Reich.
El médico Wilhelm Reich, marxista y gran precursor de la revolución sexual, fue un gran masturbador compulsivo desde los 6 ó 7 años, practicó la zoofilia y desarrolló un fuerte odio a la figura del padre
Marxista y gran precursor de la revolución sexual, fue un gran masturbador compulsivo desde los 6 ó 7 años. Más tarde practicaría la zoofilia. Algo le marcaría para siempre: el suicidio de su madre tras descubrirse que mantenía relaciones sexuales con un nino de 13 años. Reich culparía de lo ocurrido a su padre, de ahí su posterior odio al patriarcado.
Años más tarde este psiquiatra utilizaría sus clínicas para abusar de las mujeres que participaban en sus «terapias sexuales». Reich moriría en la cárcel en 1957 tras haber sido diagnosticado de paranoia y esquizofrenia progresiva.

Ortodoxia comunista

Una vida parecida llevó el filósofo francés Michel Focault, considerado uno de los mayores referentes de la ideología de género.
Homosexual, militante del Partido Comunista, tuvo una juventud un tanto convulsa durante la cual fue iniciado en el sadomasoquismo homosexual y el consumo de drogas de todo tipo durante su etapa en EEUU. Intentó suicidarse en varias ocasiones y murió a causa del sida en 1984.

El filósofo comunista francés Louis Althusser
El filósofo comunista francés Louis Althusser
Otro filósofo comunista francés, Louis Althusser, no acabó muy bien que digamos. En 1980 estranguló a su esposa Hélène, lo que motivó su internamiento en un hospital psiquiátrico.
La fundadora de Planned Parenthood abandonó a sus hijos debido a su ninfomanía, fue gran entusiasta del control de la poblacion entre los más pobres y coqueteó con el Ku Klux Klan
Hoy todos hablan de Planned Parenthood, la gran multinacional estadounidense que promueve el aborto en todo el mundo.
Su fundadora, Margaret Sanger, abandonó a sus hijos debido a su ninfomanía. Gran entusiasta de la eugenesia y el control de la poblacion -especialmente entre la poblacion inmigrante y las clases sociales más bajas-, llegó a coquetear con el racista Ku Klux Klan. Murió en 1966 cuando ya era una alcohólica irrefrenable.

La feminista radical Shulamith Firestone
La feminista radical Shulamith Firestone
Para Shulamith Firestone, otra gran referente del feminismo radical y la ideología de género, la maternidad era «la opresión radical que sufre la mujer». Pasó varios años en una clínica psiquiátrica -sufría esquizofrenia- y en 2012 fue encontrada muerta en su casa.

Cuatro amigas, tres se suicidaron

Desde luego, la aportación de las feministas a la ideología de género ha sido muy activa. Otra que destacó por su radicalismo fue Kate Millet, de ideas maoístas, que se convirtió al lesbianismo no por impulso sexual, sino por odio a los varones.
Gran defensora del totalitarismo, llegó a decir que «lo privado también es político». Al final de su vida fue internada en un psiquiátrico y pidió vigilancia las 24 horas porque ella misma era consciente de su impulso incontrolable al suicidio.
Muy cercana a Millet fue Elizabeth Fisher, que sí logró suicidarse y que ha pasado a la historia como la pionera en fundar un periódico feminista en los Estados Unidos, Aphra. Este grupo de amigas feministas lo completan la cubana María del Drago y Ellen Frankfurt, ambas también se quitarían la vida.
Margaret Mead afirmaba que los roles sexuales eran construcciones culturales a partir de su experiencia en Samoa: luego se demostró que la isla no era representativa respecto al conjunto de la humanidad
Otra mujer y no menos importante que las anteriores fue la filósofa feminista Simone de Beauvoir. La compañera sentimental del existencialista Sartre defendía que la mujer no nace, sino que se hace, siendo en realidad «una construcción social». La muerte por causas naturales de la pensadora francesa fue una excepción entre la multitud de suicidios de otros autores.

La filósofa feminista, Simone de Beauvoir
La filósofa feminista, Simone de Beauvoir
Tampoco se quitó la vida la antropóloga Margaret Mead. Su gran aportación al progresismo y el marxismo cultural fue el concepto de género como construcción social que sería introducido en la psicología y la sexología de los años 50.

Un paraíso del progresismo más represivo

Para Mead los roles sexuales variaban según las culturas, es decir, eran construcciones culturales. Por eso daba a entender que no había propiamente hombres ni mujeres, algo que justificó en el polémico libro «Adolescencia, sexo y cultura en Samoa”, publicado en 1928.
Como sucedería con otros ideólogos de género el paso del tiempo destapó su fraude. En los años 80 se demostró que lo que había escrito no tenía validez alguna, ya que el paraíso samoano era en realidad una sociedad muy represiva desde el criterio progresista.
Kinsey, pedófilo y promotor del sadomasoquismo, aseguraba que el 37% de los hombres había experimentado un orgasmo homosexual; luego se descubrió el fraude: hizo la encuesta sólo entre la poblacion reclusa
El rigor tampoco era el fuerte del sexólogo de la Universidad de Indiana, Alfred Kinsey, que causó un enorme revuelo cuando dio a conocer el resultado de uno de sus estudios: el 37% de los hombres ha experimentado alguna vez un orgasmo homosexual a partir de la adolescencia. A esta conclusión llegó tras realizar 5.300 entrevistas personales.
El gran fraude de Kinsey, como luego se descubrió, fue que las entrevistas las llevó a cabo sólo entre la poblacion reclusa. Más tarde también se supo que practicó la pedofilia y promovió el sadomasoquismo en la Universidad de Indiana.

El antropólogo francés Georges Bataille
El antropólogo francés Georges Bataille
Igual de perturbado estaba el antropólogo francés Georges Bataille. Aunque al principio estudió para sacerdote, muy pronto abandonó ese camino para acabar afirmando que sus verdaderas iglesias eran los burdeles de París.
Fue un partidario del satanismo orgiástico y fundó una sociedad secreta para practicar decapitaciones -no se llevaron a cabo aunque no faltaron voluntarios- y sexo ritual.
Afortunadamente no todos se suicidaron. Germaine Greer, autora de «El Eunuco femenino” en 1970, acabó participando en la edición británica de ‘El Gran Hermano’ antes de renegar del feminismo. Aún vive.
https://www.actuall.com/criterio/familia/pedofilos-drogadictos-locos-y-con-tendencia-al-suicidio-asi-eran-los-ideologos-de-genero/