Afán de protagonismo

A lo largo de estos diez años me han dicho de todo; desde insultos directos a ataques personales, o  insinuaciones más o menos desagradables. Pero no me esperaba lo del afán de protagonismo, aunque ya debería saber que siempre pueden sorprenderte. Todo el que escribe en un blog tiene un cierto espíritu social porque si no se limitaría a usar un diario. Está claro que necesitamos apoyo y comprensión, porque algunos no tenemos amigos en el mundo real. Yo incluso pago a la psicóloga para que me de conversación, aunque ya he reducido las visitas. Es triste.

Cuando cuento anécdotas de mi vida o cuando son opiniones sobre temas de actualidad, sólo quiero compartir mis pensamientos y desahogarme. Cuando escribo sobre mis momentos de desánimo de depresión no pretendo dar pena sino explicar lo que siento. Si a alguien no le gusta tiene la opción, como siempre digo, de no entrar en este blog. Pero lo que no vale es juzgar desde fuera y llegar a la conclusión de que quiero llamar la atención, que es justo lo contrario de lo que he querido toda mi vida. En otro tiempo tuve éxito y podía jugar más con la audiencia. Ahora estoy practicamente retirada y sólo busco un poco de paz y amistad.