domingo, 22 de enero de 2017

No os lo vais a creer

Con mi hija todavía con las costillas rotas, ayer se cayó mi hijo mayor y se ha roto un diente y tiene una fisura en la nariz. Teniendo en cuenta que la pequeña se torció un tobillo al principio de las vacaciones y se ha pasado un mes coja, resulta que hemos estado de hospitales con los tres. Qué desastre. Yo ya no gano para sustos. Ahora a ver si le arreglan bien el diente y no se nota mucho. Así que no me quedan muchas ganas para hacer nada.

Todavía no he puesto los enlaces de este nuevo blog a las páginas que leo ni he seguido a nadie. Los comentarios los voy contestando poco a poco. Como tengo tres blogs en activo a veces se me pasa alguno. Además, los leo desde la tablet y ahí me cuesta más escribir. Así que espero que nadie se moleste porque no le sigo o no le contesto. Tardaré un poco en ponerme al día. Gracias por estar ahí, a los antiguos y a los recién llegados. Besos.

12 comentarios:

  1. Claro que te creo, dicen que las desgracias nunca vienen solas y estoy viendo que es verdad.
    Suerte y te mando toda la energía positiva para que tus hijos se pongan bien.
    Un abrazo.

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  2. tranquila, una cosa a la vez

    saludos!

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  3. Vaya, cuánto lo siento... Menuda rachita lleváis. A ver si a partir de ahora el año ya empieza bien para todos vosotros. Un besote!!!

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  4. Uf! a veces pasa así....no sé si recuerdas que yo he hablado del choque de mi hija, pues antes fue mi marido y después yo =(((

    Tú no pienses nada malo, al contrario, cosas buenas y verás que todo pasa.

    Un abrazo y ánimo Susana. =)))

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    1. Qué barbaridad. Suerte que no fueron graves. Un beso.

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  5. Vaya tela!!! Yo también tengo a Ana y a Lucía con una mano fracturada cada una. Esperemos que mejore todo, muchos besos Susana.

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    1. Las dos con la mano rota. Pobrecita. Qué se mejoren. Un beso.

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  6. Después vienen las buenas todas juntas.
    Animo y sacar lo mejor de la situación. Tengo 2 hijos y los dos motoqueros, vivía con el alma en un hilo, quebrados, arrollados, en fin...hasta que tanto ruego al cielo dejaron la moto. Gracias a Dios, porque con lo loquillos...ya los veía en mortaja.

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