En los
últimos 4 años los católicos estamos asistiendo estupefactos a la
demolición de la Iglesia desde su propio interior: se desmantelan
seminarios y congregaciones fieles (Mons. Livieres en Paraguay,
Franciscanos de la Inmaculada, etc.); se interviene la Orden de Malta
para reponer a un Canciller que reparte preservativos; se programan
conferencias sobre extinción de especies (también la humana, por
supuesto); se alaba al Nuevo Orden Mundial de Obama, Clinton, Soros o
Ban Ki Moon; se invita a conspicuos defensores del aborto y de la
contracepción (Sachs, Ehrlich, Schellnhuber…);
se exalta a Lutero como testigo del Evangelio y se celebra el cisma
luterano; se despide a los miembros del Culto Divino y se les reemplaza
por una mayoría modernista; se promueve la comunión a los adúlteros
impenitentes; se abraza a sodomitas y personas en pecado sin llamarles a
la conversión; se denosta como fariseos a los que queremos seguir a
Cristo con todas sus consecuencias y ser fieles a sus enseñanzas; se
consideran los anticonceptivos como un dilema moral; se llama conejas a
las madres con muchos hijos; se promueve a declarados homosexuales a
cargos en la Curia; se ataca sin piedad a Cardenales y obispos fieles
que plantean dudas legítimas mientras que se muestra una falsa
misericordia con los que odian a la Iglesia; se bendice a marxistas y
masones (Panella, Napolitano, Morales, Mújica, Castro, Fernández de
Kirchner, Bonnino…); se busca un falso ecumenismo con protestantes de
toda laya y ortodoxos; se proyectan imágenes de Nueva Era sobre la
basílica del Vaticano el día de la Inmaculada Concepción; se desalienta
la predicación a judíos, musulmanes y evangélicos; se proclama que los
milagros de Cristo no fueron tales; que no tenemos certeza de las
auténticas palabras de Cristo; se difunde el discurso ambientalista del
Nuevo Orden Mundial, caballo de Troya de la anticoncepción y del aborto;
se llama a acoger a refugiados sin discernimiento alguno y de manera
acrítica; se promueve, en fin, una doctrina confusa y difusa en todos
los órdenes de la Iglesia, se persigue a los fieles y se promueve a los
herejes; etc. Tengo buena memoria, y podría llenar varias páginas sólo
recordando par coeur afrentas y lanzazos a la Iglesia, ejecutadas por
quien debería defenderla…
Muchos
hijos de la Iglesia intuyen lo que está pasando. Algo hemos dicho al
respecto. Ante esta situación se nos pueden presentar muchas
tentaciones, que enumeraré a vuela pluma:
-Dejarse
llevar por el desánimo, el miedo y la acedia. Nada más fácil, ni más
querido por el Demonio, que instila este dulce veneno en las almas de
los más apocados y escrupulosos.
– Pensar que no pasa nada extraordinario: que como todo viene del Papa debe estar bien, engañándose, con
ignorancia culpable y vencible, acerca de la naturaleza de la auténtica obediencia, que nunca puede consentir el error en materia de fe o moral, la herejía o el pecado. ¡Cuántos santos clamaron siempre en la historia de la Iglesia contra ellas! Es más, la propia Iglesia siempre dedicó sus mejores esfuerzos a desenmascararlas y condenarlas…
ignorancia culpable y vencible, acerca de la naturaleza de la auténtica obediencia, que nunca puede consentir el error en materia de fe o moral, la herejía o el pecado. ¡Cuántos santos clamaron siempre en la historia de la Iglesia contra ellas! Es más, la propia Iglesia siempre dedicó sus mejores esfuerzos a desenmascararlas y condenarlas…
–
Radicalizarse, dejarse llevar hacia posturas cismáticas, de tipo
lefebvrista o, lo que es peor, sedevacantista. No hay una Iglesia
auténtica fuera de la Iglesia. Pero entendamos esto bien: la auténtica
Iglesia será siempre la que esté unida a la tradición y al magisterio
perenne de la Iglesia, incluido el CVII, no a cismas personales ni
colectivos. La tentación del celo amargo puede llevar a pensar que la
Iglesia auténtica pervive en una orden o congregación concreta, aferrada
a un tradicionalismo mal entendido.
–
Incurrir en una malsana curiosidad, que nunca viene de Dios, que lleva a
escudriñar por Internet profecías, revelaciones privadas, videntes,
estigmatizados, etc., sin discernimiento alguno, buscando el morbo de lo
que ha de acontecer, dejando de lado la santidad personal y paralizando
al que la profesa, que deja de evangelizar o de trabajar.
– Callar
por cobardía, dejando a las ovejas sin pastor, por pensar que estamos en
una etapa más de la Iglesia, desgraciada ciertamente, pero que pasará
cuando luego venga otro Papa que pondrá las cosas en su sitio…
– Muchos
bautizados, finalmente, la mayoría, aplaudirán la demolición de la
Iglesia, considerando que no es tan malo que la Iglesia se adapte al
mundo, aceptando el divorcio, el adulterio, la sodomía, la ideología de
género, el aborto, la anticoncepción, el liberalismo-marxismo cultural
que nos invade…
Dios, en
su omnímoda sabiduría, consiente que el Misterio de Iniquidad posea
mayoritariamente a su Iglesia, la única que Él fundó, la católica,
apostólica y romana. Y lo hará para separar el trigo de la cizaña, los
corderos de los cabritos. No había otra forma de hacerlo. La
infiltración masónica y marxista dentro de la misma ha llegado a tales
niveles que Dios permitirá un cisma. Pero, por primera vez en la
historia de la Iglesia, no lo producirán los herejes separándose de la
vid que es Cristo, sino que serán los herejes y apóstatas (que ya han
tomado el control pleno del Vaticano, salvo algunos reductos) los que
echarán de las Iglesias a los católicos fieles, al resto fiel que, por
pura gracia, no habrá de doblar sus rodillas ante el falso profeta
(quien quiera que sea), el remanente que no caerá en la gran apostasía
pronosticada por los Padres de la Iglesia, la misma Virgen María en sus
apariciones y tantos santos a lo largo de la historia (y que se cifra en
el numeral 675 del Catecismo).(...)
http://comovaradealmendro.es/2017/03/como-actuar-en-los-ultimos-tiempos-ni-actitudes-cismaticas-ni-videntes-ni-desesperacion-unidos-a-la-vid-de-cristo-y-de-la-mano-de-maria/
La Iglesia nunca había estado tan mancillada, yo la respeto , tiene paciencia y sigue en el desempeño de sus tareas, por otra parte tan necesarias. Abrazos
ResponderEliminarYo respeto a la iglesia pero no al Papa. Un beso.
EliminarMuchos han pedido una renovación de la iglesia, una iglesia, por otro lado, perseguida cada vez más donde están matando a cantidad de cristianos por ser fieles a su fe.El Papa cómo representante de Cristo en el mundo pienso que trata de abrirse a todos y si él lo hace respeto sus decisiones y las acato.......Besicos
ResponderEliminarPor querer abrirse a todos está acabando con lo esencial. Un beso.
ResponderEliminarHola Susana, la verdad es que es complejo. A mi me da mucha pena de que se critique la labor que hace la iglesia por la actuación de tan solo algunos de sus miembros, porque ayudan a muchas personas, al menos, en mi localidad. Un beso:D
ResponderEliminarpues ya ves, ahora dice el papa que no hay que hacer caridad hipócrita. Un beso.
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