jueves, 31 de enero de 2019

Autoridad

Hay veces que escribir un post es como un parto. Tarda en salir. Otras en cambio parece que alguien ha puesto las palabras en mi boca. Antes me pasaba más a menudo, la verdad, que parecía que me dictaban los textos. De repente las palabras fluyen como si tuvieran vida propia y tuvieran algo que decir. Entonces yo me limito a deslizar los dedos por el teclado y seguir sus instrucciones. Una palabra puede ser suficiente para inspirar un post, o una imagen o un texto. Pero cuando las frases se construyen solas nunca se sabe dónde pueden acabar.

Esta mañana me he levantado con otra expresión de la Biblia: estaban asombrados porque enseñaba con autoridad y no como los escribas. Si algo me dicen siempre por internet es que soy demasiado categórica, pero yo no sé hacerlo de otra manera. Quiero decir que si escribo sobre un tema para dar mi opinión no puedo andar dudando sobre lo que opino. Tengo que tener las ideas claras. Hoy en día eso está mal visto. Si Jesús viniera ahora a predicar le pasaría lo mismo que en su época (sin crucifixión), pero posiblemente lo tomaran por loco y no le hicieran ni caso.

miércoles, 30 de enero de 2019

Mi cumpleaños

Cumplo cincuenta y cuatro años y puedo atestiuar que el tiempo pasa mucho más rápido cuantos más años cumples, porque los diez últimos se me han pasado volando y eso que estoy con depresión. Hace ya trece nada menos que abrí mi primer blog. También desde que volví a estudiar idiomas y empecé a hacer gimnasia china. El caso es que todo me parece como si hubiera sido ayer. Me acuerdo mejor de historias antiguas que de las más recientes. En estos tres últimos años he tenido que aprender a vivir sin mis padres y no ha sido nada fácil.

Mi hija mayor ya vive independiente en otro país. La pequeña ya está terminando sus estudios y haciendo planes. El chico lo tiene más complicado pero también hace su propia vida. como es natural a esas edades. Así que la etapa de cuidar hijos en mi vida ya se está acabando y me temo que los nietos aún tardarán en llegar. De manera que éste es el momento en que ando un poco perdida sin saber a qué dedicar mi tiempo en el futuro próximo. Además la salud no ayuda demasiado con tantos achaques. Supongo que me tocará improvisar día por día.

Misticismo

En el juicio final nos dirán: has incitado a alguien al pecado, lo has apoyado o consentido?. Y a ver quién se salva. Ya sé que ahora está la filosofía buenista de que nos salvamos todos, incluso el que no se arrepienta. Lo siento pero no es eso lo que dice la Biblia y yo sólo me fío de la Palabra de Dios.…67Entonces Jesús dijo a los doce: ¿Acaso queréis vosotros iros también? 68Simón Pedro le respondió: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios.…Juan 6-68

He contado alguna vez hace tiempo que he tenido experiencias místicas, a pesar de que no soy una devota de la misa y menos con este Papa. Nunca he sabido explicar por qué siento estas cosas, no siendo como no soy una persona digna, ni qué sentido tiene o qué se espera de mí. Pero es mi mayor fuerza cuando se trata de hablar contra el aborto y otras perversiones del mundo actual. Tal vez sin ello hace ya tiempo que habría capitulado puesto que no recibo ningún beneficio y sí bastantes sinsabores de esta labor mía no remunerada.

martes, 29 de enero de 2019

Escepticismo

Cuando era pequeña era una niña muy dulce, cosa que no me sirvió de nada puesto que en el colegio sufrí bulling mucho antes de que existiera esa palabra y se le diera alguna importancia. Entonces le llamaban cosas de niños. Sin embargo, aprendí pronto a defenderme, primero por la fuerza y luego por la palabra. Me volví sarcástica y algo cáustica hasta que ya no se atrevían a meterse conmigo. Entonces pasé de ser la dulce a la antisocial. Tal vez preferirían que me hubiera tirado por el balcón, cosa que también se me pasó por la cabeza.

El caso es que ya no tengo remedio porque he perdido mi fe en la humanidad. Eso que algunos llaman misericordia yo le llamo complicidad. Ya lo dijo Jesucristo: el que no está conmigo está contra mí, el que no siembra conmigo desparrama. Yo le aconsejaría a todo el mundo que lea el Nuevo Testamento, incluso aunque sean ateos o agnósticos. Sus palabras son tan vigentes hoy como hace dos mil años. Y supongo que incluso Jack el destripador tenía un lado bueno. Tal vez era un padre ejemplar. Pero eso no le exime de sus crímenes. Perdonad que sea tan escéptica.

lunes, 28 de enero de 2019

Móviles y ordenadores

Ya sé que el tema se oye mucho pero no deja de ser preocupante. La gente camina tan enfrascada en sus teléfonos móviles que he estado a punto de atropellar a más de uno, porque cruzan sin mirar. En el metro va todo el mundo con su aparato y los adolescentes no se separan de él ni para ir al baño. Estamos creando una generación de ciborgs que dependen de la tecnología para todo. Ya nadie sabe leer un mapa para buscar el camino, ni encontrar información en un libro, ni tan siquiera consultar un diccionario porque el móvil se lo da todo hecho.

No hablemos de las operaciones matemáticas más simples, porque pronto estarán obsoletas pudiendo hacerlas por el móvil.  Los futuros arquitectos ya no sabrán construir si no es con ayuda de un programa de ordenador y los médicos ya no podrán operar sin laparoscopia. De manera que si hubiera un futuro apocalíptico el mundo civilizado se colapsaría sin la ayuda de la tecnología. Sólo las tribus más atrasadas podrían seguir haciendo su vida sin problemas. Nos estamos desnaturalizando a marchas forzadas y eso puede traer consecuencias nefastas a largo plazo.

domingo, 27 de enero de 2019

Más cosas sobre Yulén

Es terrible lo que ha pasado pero hay que estar bien informado.
1. el propietario asegura que el pozo estaba cerrado
2. la familia estaba construyendo una casa por la zona
3. la familia de una barriada gitana ya perdió un hijo hace años
4. el niño estaba cubierto por tierra que no era de la zona
5. el padre tiene antecedentes penales por narcotráfico
Habrá que investigar a fondo lo que ha pasado y no ocultar las conclusiones como otras veces.

jueves, 24 de enero de 2019

Buenos y malos. Venezuela

La Biblia lo dice clarísimo, como todo. Si tu hermano hace algo malo y tú le corriges, él se condena pero tú te salvas. Si él actúa mal pero se arrepiente y tú no le has dicho nada, entonces él se salva y tú te condenas. La justicia divina no se anda con medias tintas. No entiende de lo políticamente correcto. Puede que el cielo esté lleno de abortistas y el purgatorio lleno de buenos cristianos que no dijeron nada. Al menos creo que no estaré en esa lista porque yo tengo un blog sobre ese tema. Callarse nunca ha sido una opción. Si algo dice claro la Biblia es que el adulterio y la sodomía son pecado, nos guste o no.

En Venezuela hay un dictador marxista que ha llevado a su país a la miseria y la ruina, a pesar de tener petróleo, por no hablar del narcotráfico y los abusos de los derechos humanos. Sin embargo, en España sus correligionarios no tienen empacho en apoyar a Maduro y algunos países, como Rusia, a pesar de que ya no es comunista, siguen defendiendo sus intereses estratégicos en la zona. Si los demás nos callamos, no quedarán más que los partidarios y eso es imperdonable. Tenemos que reivindicar la libertad de los venezolanos como de todos los que sufren opresión y no hay excusas. El  mal triunfa cuando los hombres buenos no hacen nada. Edmund Burke

Pensamiento positivo

Nunca he creído en eso tal vez porque la máxima de que si haces cosas buenas te vienen cosas buenas nunca se cumplió en mi niñez. Hay muchos blogs dedicados a esa filosofía y yo sigo algunos de ellos, porque a todo el mundo le gusta leer cosas positivas de vez en cuando. No es el estilo de este blog. En todas las familias hay gente que se trata poco o que no relacionan en absoluto desde hace años. Eso es una realidad que es difícil obviar. Por más que nos empeñemos en tener buena voluntad a veces no funciona. 

Hay gente que no tiene buenos sentimientos, sino envidia y rencor. Gente con poca empatía que no se dan cuenta del daño que hacen. O peor, gente que es consciente y le gusta sembrar ciñaza en su beneficio.  incluso sacerdotes que no controlan sus tendencias sexuales, Hay otros que sólo viven para el dinero y el poder y no tienen inconveniente incluso en promover ideologías para conseguirlo. Ya me gustaría a mí pensar que todo el mundo es bueno y escribir sobre sus bondades, pero nunca me ha gustado esconder la cabeza en el suelo como las avestruces.

miércoles, 23 de enero de 2019

Eutanasia

La llamada muerte digna flota en todos los debates de la izquierda desde hace una década. Cualquier día caerá a tierra y la veremos sobre el papel. Pero realmente no hacen falta papeles porque de hecho en los hospitales españoles hace tiempo que ya se aplica la sedación terminal a los pacientes desahuciados con la colaboración de la familia. El problema es que la eutanasia es una puerta, que una vez que se abre puede pasar todo el mundo. Y al final sucede como en Holanda, donde los ancianos tienen miedo de ir al hospital por si no regresan a su casa.

Todos comprendemos el caso extremo del paciente que sufre y no tiene curación posible. Pero ese es un caso entre mil que, como decía antes, en España está muy controlado. Sin embargo mi madre llevó durante tres años un parche de morfina para los dolores y, si le hubieran preguntado cuando se lo pusieron quizás hubiera preferido la eutanasia, pero el caso es que luego tuvo una vida bastante aceptable durante tres años más. Es decir, que la opinión del paciente cambia según las circunstancias y lo que no es aceptable es el suicidio asistido, sólo porque alguien se ha cansado de vivir.

Me recuerda a una película futurista que vi donde la gente al llegar a los cincuenta años eran invitados a reciclarse con el planeta. No sería extraño que aquí también llegáramos a eso. Por eso tememos que detrás de la eutanasia haya intereses económicos buscando ahorrarse los enormes gastos que supone mantener a una población mayor y enferma. No caigamos en el discurso sentimental de los casos límite. El estado no está para garantizar el suicidio. Si alguien está triste y enfermo su obligación es ayudarle a estar mejor, aunque cueste más que eutanasiarlo.

martes, 22 de enero de 2019

Gatines

Recuerdo que la primera foto de gatos que hice fue en Asturias en casa de mis tías abuelas a unos gatos de la calle. Después he hecho cientos porque tengo un gato negro en casa que es el amor de la familia. Nuestro gato no es el típico que se pasa el día en el regazo, es bastante independiente. Es un gato común. Sin embargo, se puede decir que los gatos dan exactamente lo que reciben. Si no le haces ni caso, el tampoco; pero si le hablas y le mimas y le cuidas, entonces es super cariñoso. Y sabe transmitir un amor incondicional como ningún ser humano lo haría.

No quiero ni pensar que haríamos ya sin nuestro gatito. Se ha convertido en alguien imprescindible en nuestras vidas. La casa estaría vacía sin él. Se puede decir que el gato es quien manda en casa porque estamos pendientes de sus mínimos deseos. Pero él también está pendiente de nuestro estado de ánimo apareciendo cuando más lo necesitas. En verano, eso sí, no se acerca, porque el calor puede con él. Hay quien dice que los gatos son díscolos, comparados con un perro. El perro te adora por principio, del gato tienes de ganarte su cariño. Pero cuando lo consigues, te sientes el más afortunado sobre el planeta.

domingo, 20 de enero de 2019

Autoestima

Cuando yo tenía unos quince años debía ser muy guapa con mi melena rubia y los ojos verdes. Pero el título de guapa ya lo tenía mi hermana, así que yo me agachaba porque pensaba que era demasiado alta, llevaba el pelo sucio y miraba al suelo, porque era muy tímida. Luego descubrí que era inteligente, aunque el título de lista en casa ya se sabe quién lo tenía. Yo tenía el de torpe y lenta. Así que a los cuarenta años llegué a la conclusión de que había sido guapa y lista, cuando ya estaba dejando de serlo. Supongo que enterré mis talentos, porque nadie me avisó de ellos.

Más tarde, me las arreglé para cruzarme con más gente que me hiciera sentir de menos, porque no me arreglo, porque no tengo carrera, porque no sé hacer croquetas... Incluso en internet me han dicho de todo. Así que mi autoestima sigue estando por los suelos, pero ya no importa porque ya voy cuesta abajo y sé que cada día seré menos guapa y menos lista y todos acabarán teniendo razón. Pero lo que no he sido nunca es mala persona, porque no me sale, y ese título me temo que sí que lo voy a conseguir más pronto que tarde, sólo por decir lo que pienso.

viernes, 18 de enero de 2019

Conservadores y género

A ver si a él le entendéis mejor que a mí.

Nos enseñaba Chesterton que todo el mundo moderno se ha dividido en progresistas y conservadores: mientras los progresistas se dedican a cometer errores, los conservadores se dedican a impedir que los errores sean corregidos. El otro día tuve ocasión de comprobar esta verdad aplastante y perturbadora cuando se me dio la oportunidad de interrogar en la televisión a una política pepera de cuyo nombre no puedo acordarme, encargada al parecer por su partido de negociar las condiciones de su acceso al poder en Andalucía. La política pepera no hacía otra cosa sino repetir como un lorito que su partido abogaba por «despolitizar la violencia de género», sin advertir que su expresión sonaba tan ridícula (tan demente) como abogar por «desteologizar la unión hipostática». Pues la expresión «violencia de género» es en sí misma un concepto ideológico, según el cual la violencia masculina es producto de un rol «construido» por la sociedad «judeocristiana» y «heteropatriarcal»; y que los hombres solo dejarán de ser violentos cuando sean «reeducados» desde la escuela.

Los conservadores, en efecto, se dedican a impedir que los errores sean corregidos. Pretenden grotescamente moderarlos, restringirlos, encauzarlos, pero han perdido el coraje para combatirlos; o, dicho con mayor exactitud, ya ni siquiera pueden percibirlos, pues el conservador, como señalaba Ambrose Bierce, está en el fondo «enamorado de los males existentes» y desea mantenerlos incólumes e incorruptos, para que luego el progresista los encuentre igual que estaban y pueda seguir alegremente su labor destructiva en el punto exacto en el que la dejó. A los conservadores les ocurre como a ese guía atolondrado que, al toparse de noche con un precipicio, propone a los viajeros quedarse todos quietos al borde del precipicio, a la espera de que alguien construya un puente, a la vez que los disuade de retroceder y elegir otro camino que sortee el precipicio, pues no quiere que lo llamen «retrógrado» o «reaccionario». Este inmovilismo típicamente conservador, a la vez dimisionario y fatalista, es lo que se compendia en la grotesca expresión «despolitizar la violencia de género». A la postre, esta aceptación desfondada de las premisas del enemigo transmite una repugnante impresión de acabamiento, desnorte y falta de fibra moral. Y es que la aceptación del error siempre degenera en lo que Chesterton llamaba «la herejía del precedente»: puesto que nos hemos metido en un lío, tenemos que meternos en otro mayor para adaptarnos; puesto que hemos perdido el camino, debemos también perder el mapa.

Todo este fatalismo inane y entreguista es el peaje que los conservadores pagan por disfrutar de los frutos opíparos del «consenso» y alcanzar pasajeramente el poder. Pero los conservadores nunca calculan que su actitud fatalista acaba generando un rechazo visceral entre sus propios seguidores, que tal vez estén dispuestos a perdonarles sus errores, pero no la desesperación que los empuja a «conservar» los errores progresistas (despolitizando el género, por ejemplo), por considerarlos irremediables o irrevocables. Llega un momento en que los errores progresistas que los conservadores no remedian ni revocan conducen a la gente hasta el precipicio; y, cuando la gente se cansa de esperar que les construyan un puente, se revuelve contra quienes los mantienen al pie del precipicio. La gente está dispuesta a aguantar muchas ofensas; pero no aguanta la ofensa final de que se le diga que nada se puede hacer, que ni siquiera tiene sentido intentar hacer algo, que es lo que los conservadores nos dicen cuando asumen con fatalismo que hay que «despolitizar la violencia de género».

Juan Manuel de PradaJuan Manuel de Prada Escritor
 https://www.abc.es/hemeroteca/juan+manuel+de+prada

Tolerar o no tolerar

Un comentario de ayer me ha recordado a una vez que estaba recogiendo firmas contra el aborto en la puerta de una iglesia, cuando una señora me dijo que no firmaba, "yo es que soy muy tolerante". Así que toleraba el matar niños en el vientre de sus madres. Hay cosas que no se pueden tolerar. Yo creo que nuestra sociedad ha llegado a este nivel de amoralidad precisamente por ser tan tolerantes. Porque la derecha ha ido asumiendo todos los postulados de la izquierda, acabando así con su razón de ser, y provocando que aparecieran otros partidos.

Es como las madres que les dejan a sus hijos que hagan lo que quieran y no ponen normas, porque "son jóvenes", como si eso fuera la garantía de hacerlo todo bien. Me acuerdo cuando mi hijo mayor me dijo que sus amigos no tenían hora de llegada a casa a los dieciséis años. Si eso es ser tolerante conmigo que no cuenten. Yo prefiero el más vale prevenir que curar. Hemos tolerado demasiado con el botellón, con las drogas, con la promiscuidad sexual y sus consecuencias, con la inmigración, con los políticos. Ahora toca precisamente volver atrás por una cuestión de supervivencia.

jueves, 17 de enero de 2019

No puedo

No puedo con la gente que se deja llevar por las personas o por la corriente. No puedo con los que no piensan más que en fútbol o maquillaje. No puedo con los que viven para su cuenta corriente. Ni con los que se enganchan al móvil y se olvidan de los demás. Ni con los que maltratan a los niños o los malcrían por amor mal entendido. Ni con los que desprecian a los animales. Ni con los que creen que la carretera es suya. Ni con los que creen que la vida les debe algo. Ni con los que se enganchan a una idea por muy desfasada que esté y la defienden hasta el final.

Me gusta la gente franca que dice lo que piensa aunque no esté de moda. Me gustan los que reflexionan y sacan sus propias conclusiones. Los que no van donde va todo el mundo ni siguen la misma música. Los que no quieren más reality que su propia vida. Los que aprecian cada hoja de árbol y cada hierba. Los que no olvidan a los que tienen cerca. Los que valoran el silencio y el no hacer nada. Los que te escuchan y te comprenden. Los que no esperan más de ti que lo que puedes dar.  Los que no te comparan con nada ni con nadie. Los que no se dejan influenciar por cualquiera.

miércoles, 16 de enero de 2019

Superficialidad

No hay más que ojear las revistas e incluso los periódicos para ver que lo superficial se ha adueñado del mundo. Pesan mucho más las apariencias, el poder y el dinero, que las buenas acciones. La gente admira a los famosos por el sólo hecho de serlo sin preguntarse si son realmente buenos actores, cantantes o cocineros... Basta con que salgan en televisión y tengan amigos influyentes. Al final todo se limita al Dime con quien andas y te diré quién eres, pero en el mal sentido de la expresión. Pero todas esas personas que les van detrás, les pueden dar la espalda en cualquier momento al menor traspiés.

Es el precio de vivir de las apariencias. Yo en cambio, vivo en el otro extremo y apenas me arreglo. Por esa razón algunos me descartan de antemano. No tengo bastante clase. En cambio otros me siguen considerando demasiado señorita. El caso es que lo mío es no encajar en ningún sitio. Lo superficial no me tienta en absoluto y ni siquiera tengo el último modelo de móvil. Me basta con que sirva para llamar y escribo en el ordenador portátil. No me atrae el consumo navideño, ni tampoco caigo en la tentación de las rebajas si no lo necesito. No soy de este siglo.

martes, 15 de enero de 2019

No sonrías

Recuerdo hace años, cuando mi hermana había roto con uno de sus novios, que mi padre me dijo: es que la pobre está muy sola. Y yo le contesté: y no te daba pena cuando yo estuve sola diez años?. Ahora lo entiendo. Es que yo iba siempre con la sonrisa boba y la procesión iba por dentro. No quería que mis problemas repercutieran sobre los demás, y no me quejaba. Al fin he comprendido que, si sonríes, la gente cree que no te pasa nada, que no te importa. Da igual si te estás rompiendo en pedazos. Por eso, con los suicidas, a menudo pasa que dicen: qué raro, si parecía que estaba bien.

Es mucho más rentable ir con la cara de perro permanente y pasarse el día quejándose de todo. Entonces los demás siempre te tienen en cuenta, aunque realmente no te pase nada especial. Ya comprendo por qué la gente por la calle va con esa cara tan seria y nunca sonríen. Saben que sonreir hace que te consideren una persona feliz que no necesita a nada ni a nadie. Y nada más lejos de la realidad, porque si eres amable con los demás es porque eres una persona sensible y precisamente necesitas más cariño de lo normal. Pero eso supone un esfuerzo extra que muchos no están dispuestos a hacer.

lunes, 14 de enero de 2019

Bienvenido a casa

El otro día tuve la suerte de caer por un blog que se llama La chica de los jueves y me gustó mucho porque es una página llena de sentimientos de esos que la gente tiende a ocultar como si no existieran. También vi que vendía un libro de su blog y lo encargué. Al cabo de una semana tenía en casa el libro Bienvenido a casa y me está costando mucho no leermelo de un tirón, pero para cuando publique el post seguro que ya lo habré hecho. El libro es intenso, lleno de cosas para pensar, y me han entrado ganas de escribir al leerlo.

Yo también publiqué unos libros que ahora ofrezco gratuitamente, aunque no estaban tan logrados como éste, y hubo un tiempo en que acaricié la idea del éxito. Después de todo lo único que he sabido hacer siempre desde niña es escribir sobre todo lo bueno y lo malo, más de lo último, me temo. Pero no fue hasta que entré en internet que descubrí que mis pensamientos podrían interesar a otros. Esta escritora sí que ha recorrido todo el camino y os aconsejo su página (aunque ahora publica poco) y por supuesto sus libros si queréis salir de lo superficial y adentraros en el mundo de las emociones.

sábado, 12 de enero de 2019

Especie de engendro de mosca asquerosa

Ayer en el facebook le di donde no debía y me salió ese comentario que no sé si iba dirigido a mí, aunque no me extrañaría porque ya me han dicho cosas parecidas antes. La verdad es que me hizo gracia la originalidad del insulto. Creo que soy una buena persona. No es que tenga mérito porque no sé ser de otra manera. Cuando veo injusticias o a alguien que abusa de otra persona no puedo evitar decirlo. Incluso cuando mis hijos hacen algo que les puede perjudicar, se lo digo. Qué clase de madre sería si me limitara a asentir y otorgar.

Pero eso no me hace una persona popular precisamente. Sería más fácil si pudiera decir que el aborto no es un crimen y así estaría de acuerdo con la mayoría, pero no puedo hacer eso. Tengo que decir lo que pienso aunque eso suponga que me ataquen. También cuando digo que no me gusta este Papa. Sería más fácil vivir sin decir lo que siento, pero me estaría traicionando a mí misma. Esto hace que a veces la gente me acuse incluso de falta de empatía, que es justo lo que me sobra. Gracias por vuestros cariñosos comentarios. Me han ayudado mucho. Besos.

viernes, 11 de enero de 2019

La peor soledad es estar rodeado de gente

que no te entiende, no te oye, no te ve. Así he pasado yo buena parte de mi vida. Supongo que la culpa es mía porque no he sabido hacerme notar. Hay gente popular por naturaleza y otros que pasamos desapercibidos. No importa los sacrificios que hagamos por los demás porque nunca serán reconocidos. Como se suele decir, luego hay reparto de medallas entre los no participantes. Es decir, que el último que llega se queda con los méritos. Siempre es así. Y quien ha hecho una labor callada durante años queda en el anonimato.

Al principio me molestaba mucho, pero después de los primeros veinte años uno se acaba acostumbrando. En mi familia era yo la que más ayudaba, pero mi hermana hacía que lo suyo se notara más. Y al menos allí me sentía aceptada como soy. Con el tiempo me di cuenta de que era lo máximo que iba a conseguir. La gratificación, la notoriedad no van conmigo. Son para los que saben aprovechar sus dotes sociales. Esas personas suelen ser triunfadores en todo lo que emprenden, mientras que yo nunca he pasado de mediocre. Y ya a estas alturas ya no espero que nada cambie.

Y encima llevan el título vitalicio de La pobre, la pobre M, la pobre P, aunque les vaya de maravilla. Pero yo nunca seré la pobre Susana. Se ve que me merezco todo lo que me pasa.

jueves, 10 de enero de 2019

Buscando el amor en todos los lugares equivocados

No sé dónde leí esa frase pero es muy adecuada. Muchas veces nos empeñamos en conseguir el afecto de quien no puede querernos. Tal vez porque hay personas que no entienden eso de amar al prójimo como a ti mismo y se quedan con el final de la frase. Hay gente cuyo amor se reduce a tres o cuatro, y en cuanto al resto del mundo, sólo le interesan en la medida en que pueden conseguir alguna ventaja de ellos, ya sea económica, física o de prestigio social. Como yo no aporto ninguna ventaja siempre me quedo en la cola de la lista.

Pero sin embargo algunos se empeñan en amar a estas personas. Es lo que se conoce por un amor tóxico, donde das mucho y no recibes nada. Es el típico complejo de segundón. Yo también lo tuve hasta que mis padres por fin se acordaron de que tenían una hija pequeña, aunque siguiera siendo la segunda. En esto sólo se asciende por desaparición o caída en desgracia del anterior, y es una victoria amarga. Así que nosé si vale la pena.

miércoles, 9 de enero de 2019

Cuidado con lo que deseas, no sea que se cumpla

Hace muchos años me leyó la mano una gitana y me dijo que me casaría a los veintidós años y tendría tres hijos, y yo me puse tan contenta porque era exactamente eso lo que quería. Así que no hice caso a mi madre que me decía que trabajara y fuera independiente, que te quedas en casa y luego nadie te lo agradece. Cúanta razón tenía mi madre. Es la vieja historia de siempre. Y la verdad es que estuve muy a gusto en casa con mis hijos cuando eran pequeños, pero crecieron e hicieron sus vidas. Y yo me quedé sola con el gato, que me da mucho cariño.

Pero si lo llego a saber lo mismo hubiera optado directamente por los gatos. Ellos sí que son agradecidos a poco que hagas. Así que ahora no me atrevo a desear nada. Ya sé que elegí un camino y no lo puedo cambiar. Así que sólo me queda envejecer y estar cada vez peor, que ya estoy bastante mal para la edad que tengo. No será porque no estuviera avisada. Y ya sé que podría ser mucho peor. Así que del nuevo año no espero grandezas. Me conformo con quedarme como estoy y supongo que puedo darme por satisfecha.

martes, 8 de enero de 2019

Sed felices si podéis

Estos posts los escribí durante las navidades y, como podéis ver, no ha sido un tiempo memorable.
Después de cinco años viendo morirse a mis padres lentamente día a día y semana a semana, envidio a los que se mueren de repente o en pocos días, aunque sea más duro para sus seres queridos. Mi copa de la felicidad me temo que está agotada tras esta experiencia, que se suma a múltiples sacrificios y decepciones a lo largo de mi vida. Cuando echo la vista atrás no hay década de que no me traiga recuerdos dulces y amargos a partes iguales. De manera que sigo pensando que mi supervivencia fue un error de los que llevan los ingresos allí arriba.

He pensado mucho en el sentido de la vida y creo que debe ser poner el lavaplatos, porque es la actividad más habitual que he tenido desde que era muy pequeña hasta ahora. Claro que siempre es peor tener que lavar la vajilla a mano.  En cierto modo soy afortunada de haber tenido la máquina. Pasarán los años y mis hijos se irán de casa, pero no hay problema mientras siga teniendo un lavaplatos. Por lo menos sé que él siempre me escucha y es sincero. No podría ser de otro modo. Eso sí que es una amistad para toda la vida.

lunes, 7 de enero de 2019

El olvido

Me pasé veinte años cuidando a mis hijos en exclusiva veinticuatro horas al día. Pero da igual porque ya no se acuerdan de nada. No se acuerdan de los días enteros metidos en casa porque estaban malos, ni de lo bien que lo pasaban los tres juntos jugando. No se acuerdan de las horas que he pasado llevándolos y  trayéndolos del colegio y las actividades extraescolares. Ni del tiempo que he pasado en reuniones con sus profesores, ni de los días que pasé en el patio de la casa cuidándolos. No se acuerdan de las veces que los acompañé haciendo los deberes, que escuché sus problemas e intenté ayudarles. Ni del tiempo juntos sin hacer nada, leyendo o viendo la tele.

Ahora el mérito se lo llevan los recién llegados que reciben los frutos de tanto esfuerzo. No las miles de comidas que hice, aunque no fueran gran cosa, ni las lavadoras que puse. Porque parece ser que la compra se hacía sola y la ropa también se iba a lavar sola. Yo no hacía nada en todo el día. Aunque yo procuraba hacerlo todo antes de que volvieran del colegio, para tener luego todo el tiempo para ellos porque me gustaba acompañarles aunque no hiciéramos nada especial, y mi marido llegaba tarde del trabajo. Y los fines de semana íbamos todos juntos, hasta que fueron mayores para salir con sus amigos. Pero todo eso no importa. Está olvidado.

jueves, 3 de enero de 2019

Sentimentalismo y sensibilidad

Sentimentalismo es quedarse en la superficie de las cosas y no indagar más. Por ejemplo, cuando dicen que la prostitución ha existido siempre y es un profesión como otra cualquiera. Sensibilidad es saber que la mayoría de esas mujeres ejercen obligadas y algunas son casi esclavas.  Y eso no se soluciona legalizándolas porque siempre necesitarán alguien que las proteja y se aproveche de ellas. También cuando los mismos dicen que hay que legalizar la marihuana, porque no es dañina y así acabaría el tráfico.

Sensibilidad es saber que la marihuana sí que tiene efectos secundarios y el tráfico seguiría porque está relacionada directamente con otras formas de delincuencia y eso no iba a cambiar tan fácilmente. Aparte de ser la puerta de entrada a otras drogas. De hecho los países que han legalizado la prostitución y la marihuana no han hecho más que empeorar el problema convirtiéndolo en un comercio mucho más sólido, y ahora no saben cómo volver atrás sin tener que cambiar su discurso progresista.  Es lo que sucede cuando el sentimentalismo rige la política en lugar de la sensatez.

martes, 1 de enero de 2019

Argumentos contra el aborto

Yo antes estaba segura de muchas cosas. Ahora lo estoy de muy pocas, pero la principal de ellas es que matar a un niño en el vientre de su madre es un crimen. No importa que haya ocurrido siempre o que sea legal en buena parte del mundo. El hecho es que una pareja concibe un hijo y desde el primer momento es un ser humano único que, a las pocas semanas ya tendrá además aspecto de persona en miniatura y, si se le permite vivir, se convertirá en alguien como nosotros. No es un trozo de tejido informe. Tiene un corazón que late desde la quinta semana de embarazo, es decir desde que la madre descubre que está embarazada.

No me sirve el argumento de que hay demasiada gente en el planeta, ¿quién decide quién sobra?. Tampoco el de que será un niño pobre. Eso no impide que pueda ser feliz. Ni que su madre no lo esperara. El niño no tiene la culpa de ser inoportuno. Todo son excusas para librarse de un problema, mientras hay miles de padres esperando por una adopción que no llega. La humanidad no puede seguir consintiendo este genocidio. Somos peor que animales. Las hembras no matan a sus crías. Millones de personas faltan en la Tierra porque no se le permitió nacer. Alguno de ellos podríamos haber sido nosotros, nuestros hermanos o nuestros padres.