Me imagino que se refiere a edulcorar la píldora para que te la tomes mejor como decía Mary Poppings. Pero ahora se refiere a Hacer la pelota, es decir a halagar a alguien con el fin de conseguir algún objetivo. Dorar la píldora puede ser toda una virtud para algunas personas como los políticos que necesitan convencer a todos de sus propuestas. Yo siempre he sido incapaz, la verdad. Me hubiera ido mucho mejor si hubiera dominado ese arte tan necesario. Es la marca de los futuros triunfadores, hasta que finalmente es a ellos a quienes les doran la píldora.
Mi citada incapacidad de hacer cumplidos a quien creo que no los merece ha sido siempre un problema. Ya en el colegio había alumnas especializadas en entretener a las profesoras a base de alimentarles el ego, cosa que a mí me molestaba mucho. Ya me aburría yo bastante en las clases para encima perder el tiempo con zalamerías. Luego, claro, los profesores son personas y algunos se dejaban llevar por sus simpatías a la hora de puntuar, cosa que está muy mal. Así que dorar la píldora realmente no es algo tan inofensivo como pueda parecer.
A mí siempre me ha sorprendido la gente que lo hace descaradamente y todavía más la gente que se lo cree. La gente que se derrite por un halago que ves de lejos que es falsísimo. En trabajos he visto como pelotas bastante lamentables y obvios sacaban algo. No daba crédito. El halago debilita, parece ser la lectura. Y no, a mí tampoco me gusta dorársela a nadie. Aunque intento ser educado sin hacerlo.
ResponderEliminarEs bastante penoso. Un beso
EliminarAlimentar el ego de los demás es una transacción que demanda que el propio también sea engordado. Podríamos hablar de la vitamina E, de ego. Quien necesita de la adulación, adula previamente para recibir su dosis. Saludos cordiales.
ResponderEliminarSupongo que es un toma y daca. Un beso
Eliminaryo puedo hacer cumplidos, pero de manera desinteresada. nada de hacer la pelota a los jefes ni nada por el estilo, eso no va conmigo.
ResponderEliminardorar la píldora también se puede entender como decirte cosas buenas para que te tomes mejor una mala noticia. como cuando a mí un encargado de recursos humanos me dijo que yo era muy prudente y comedido, y que a él le gustaría ser como yo, pero que a la jefa del departamento le gustaba la gente más lanzada...
besos!
Eso està muy feo. Un beso
EliminarQue te regalen las orejitas siempre cae bien, aunque si sabes que los halagos no se basan en bases reales suenan falsos y ya no gustan tanto. A mí me parece que hay que halagar cuando viene al caso y criticar cuando sea necesario para mejorar. ¡Ah! y saber recibir las críticas y mejorar. Curiosamente, las personas más sinceras que me he encontrado en mi vida han sido las que peor encajaban las críticas jajaja
ResponderEliminarMejor no halagar ni criticar sin sentido. Un beso
ResponderEliminarNo puedo con los "pelotas ni con lo tiralevitas". Otra cosa es dar la vuelta a la tortilla para que tenga mejor aspecto.
ResponderEliminarAbrazos.
Prefiero la sinceridad.
ResponderEliminarNo me parecen bien las falsas adulaciones.
Un beso.
Nunca me ha gustado que me doren la píldora. No lo permito... "Al grano, qué necesitas de mí". Cuando es de confianza. Cuando no es de confianza: "por qué usted me quiere tanto, si ni me conoce? Jaja.
ResponderEliminarBesos.
No em gustan nada a los que vulgarmente se les llama "pelotas", conocí a unos cuantos en mi empresa que daba vergüenza ajena la pelota que hacían a los jefes para lograr su objetivo: TREPAR EN LA EMPRESA y curiosomante lo lograban.Besicos
ResponderEliminarPues se me da fatal, me asoma la ironía y lo estropeo. Prefiero quedarme callada. Abrazos
ResponderEliminarNunca me gustó dorar la píldora, tampoco el peloteo, además siempre le doy la razón a quien a mi parecer creo que la tiene.
ResponderEliminarClaro está que en algunas ocasiones matizamos las discrepancias.
Abrazos.
Ser educado no es adular. Besos a todos
ResponderEliminarNo me va mucho ese rollo, la verdad
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