El Gobierno considera que ya se ha "doblegado la curva" y ahora hablan de un 'Plan para la transición hacia una nueva normalidad'. Este plan de desescalada del confinamiento está dividido en cuatro fases y ahora mismo estamos en la cero, que consiste en la preparación de la transición. En ella, además de las medidas de alivio comunes que han empezado ya con los niños, está la proyectada para el próximo sábado 2 mayo en la que se podrá realizar deporte y pasear de manera individual.
Sin
embargo, lo que para muchas personas es un alivio, para otras no lo es,
no lo ven claro y hablan del pánico que les produce salir a la calle.
Aquí es donde surge lo que algunos psicólogos llaman síndrome de la cabaña. Aunque existen psicólogos que rechazan este concepto y lo ven erróneo.
Para
el psicólogo José Ramón Ubieto, profesor colaborador de los Estudios de
Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, emplear este término
hace que parezca que "todos somos iguales" y no es así.
"Cada uno tienen una vivencia distinta y depende de muchos aspectos.
Esto afecta a personas de todas las edades y cada uno tiene sus motivos
para no salir. Ponerle este nombre parece que los hemos entendido, como
con el coronavirus. Le hemos puesto Covid y parece que ya lo entendemos
pero en realidad no lo sabemos todo", valora. Él considera que "cabaña
es un mal nombre" porque se refiere a alguien que se ha recluido
voluntariamente mientras que nosotros "estamos confinados por fuerza
mayor".
"Ya empezamos a hablar de desescalada pero hay mucha gente que tiene mucho miedo a salir a la calle"
Mientras
Ovidio Peñalver, psicólogo sanitario y psicoterapeuta, explica que ya
"hubo algunos autores que hablaron del síndrome de la cabaña" y que se
han estudiado casos de personas que estaban bastante tiempo aisladas
como por ejemplo, "gente que ha sido secuestrada". "Usamos este concepto ahora porque ya empezamos a hablar de desescalada pero
hay mucha gente que tiene mucho miedo a salir a la calle", zanja.
Defiende que este término hace referencia al hecho de que "la gente se ha acostumbrado a estar en su cueva y no salir de ahí".
Las experiencias de Marisa, Pilar y María
Marisa,
61 años y con viarias enfermedades previas-tiene hipertensión, tuvo un
ictus hace unos años-, vive en Cartagena con su hermana Pilar y las dos
lo pasan mal cuando tienen que salir a la calle. "Mis hijas nos hacen la
compra o sino la pedimos por internet y cuando nos lo traen, les
pedimos que la dejen en la puerta de casa", explica y asegura que no
iría a un supermercado "ni de coña". Marisa dice que no piensa pesar la calle
hasta que esto no pase de verdad. Vive "metida en la jaula", aunque
admite que a veces le da por salir porque vive en un zona lejos del
centro y no hay tantas casas, pero lo que más miedo le da es andar por
las zonas comunes de la urbanización. "Hasta la basura la tiene que
tirar mi hermana", comenta.
"Cada vez que salgo a tirar la basura, vuelvo descompuesta a casa"
Su hermana Pilar de 63 años y prejubilada afirma que cada vez que sale a tirar la basura "vuelve descompuesta"
a casa. "A veces acumulo dos bolsas y cuando sé que me toca bajarlo,
esa noche lo paso fatal pensando en ello. Y cada vez que salgo a tirar
la basura, vuelvo descompuesto a casa", añade. Ellas tienen una perra y
dice que no la sacan porque la tienen que lavar bien y les da pena. "Le
hemos puesto un pañal", lamentan. Pilar cree que hay una sobreinformación sobre
este tema, pero las informaciones no son claras. "Por ejemplo, el otro
día leí que hay un pequeño porcentaje de gente que se contagia en el
hogar. Esto produce mucho miedo", relata.
"Aunque pudiera, no saldría de casa"
"Llevamos muchos tiempo aquí encerradas, ya tenemos una rutina y nos
da mucho miedo salir. Mientras no haya una vacuna, no creo que podamos
hacer una vida normal", subraya. "Nos hemos organizado bien en casa:
hacemos los pedido por internet, practicamos deporte en casa, etc". Y
añade que "esta es la sexta semana y para salir acojonada, prefiere quedarse en casa porque es peligroso para la gente de su edad". "Aunque pudiera, no saldría de casa", matiza. Por su parte, su hermana Marisa asegura que ella sufrió agorafobia en el pasado y que siente que le va a pasar lo mismo cuando estemos en la fase de movilidad general.
"Las primeras veces que fue a comprar salí del súper llorando"
Otro caso distinto es el de María,
una veinteañera que vive sola en Madrid por estudios pero sus padres
residen en Almería. La joven no quiso volver a su casa porque sus padres
son "población de riesgo": tienen más de 60 años y enfermedades
previas. María lo pasa "muy mal" cuando baja la basura y
también la acumula como hacen Marisa y Pilar. Pero ella sí que va al
supermercado y se plantea salir a correr. "Las primeras veces que fue a
comprar salí del súper llorando. La sensación fue
terrible, sentí mucha ansiedad y no podía respirar", cuenta. A María le
agobia ver mucha gente en la calle y les cuesta pasar al lado de la
gente: "Es una sensación rara", manifiesta.
¿Quiénes son los más afectados y por qué?
Lejos
del debate de cómo llamar a este fenómeno es importante hacer hincapié
en que este problema afecta a gente de diferentes edades y cada uno con
una vivencia subjetiva del asunto. Sin embargo, afecta sobre todo a personas mayores, algunos adolescentes y niños pequeños y personas hipocondríacas.
¿Vas a salir a la calle cuando lo permitan las autoridades o te quedarás en casa por miedo al contagio?
La
gente mayor no ve claro salir porque piensa que se pueden contagiar,
que pueden caerse y tener algún problema del cual no poder recuperase
bien. "Tiene que ver con la sensación de estigma a los más vulnerables.
Aquellas que por ser personas mayores están identificadas como los que
más se mueren por el coronavirus y por tanto parece que están más
cerca", añade el profesor Ubieto.
Añade
que también están las adolescentes. Por ejemplo, una chica de 14 años
le "decía que no quería salir porque había salido un momento a comprar y
le molestaba tener que separarse con tanta distancia como si fuera una apestada y que la gente le mire". Todo esto le molestaba porque los adolescentes son muy sensibles a la mirada.
"Para ellos es una salida encorsetada porque no se puede salir como
siempre: hay que conservar la distancia, usar mascarilla en algunos
cosas y no se puede tocar ni saludar", explica el autor de Bullying: Una falsa salida para los adolescentes. A
los adolescentes les costará salir porque a ellos les gusta estar fuera
de la mirada y por eso escogen sitios como parques donde nadie les ve,
esquinas, sitios oscuros donde pueden tener una intimidad y privacidad.
"Ahora la policía está en todas partes. Se sienten observados, esa mirada que nos observa a algunas personas les es un poco insoportable", resalta.
"Los niños imaginan al coronavirus como un monstruo"
Luego están los niños, que ya pueden salir desde el pasado 26 de abril a dar un paseo acompañados de un adultos durante una hora.No
todos los niños recibieron con alegría esta noticia y algunos se han
negado a salir. Entre los pequeños hay algunos que tienen miedo "porque
piensan que el coronavirus es alguien que está por ahí dando vueltas" o un "monstruo". Además,
a ellos les gusta salir con sus reglas: ir a los parques y jugar con
sus amigos y esto para algunos es un decepción porque tienen que estar
cogidos de la mano de sus padres.
Por último, están las personas hipocondríacas
y es que estos colectivos ya de antes si les duele la tripa creen que
tiene un cáncer de estómago, si se le duerme una pierna creen que es
parálisis o si alguien les cuenta su enfermedad, piensan que la padecen.
Ahora y en situaciones como estas aumenta esa paranoia.
Lo
cierto es que temores tenemos todos y están relacionados con el hecho
de que han muerto más de 24.000 personas y la incertidumbre sobre lo que
pasará. "No hay fecha para esta pesadilla", dice el psicólogo José Ramón Ubieto. No es un secuestro no es un terremoto, que sabemos cuándo empiezan y cuándo terminan.
Recomendaciones: desde evitar la infoxicación a acudir a un especialista
Ovidio Peñalver, el autor de Emociones Colectivas, considera
que es importante evitar llegar al límite del pánico. Asegura que nos
va a costar volver a la "vida frenética" que teníamos antes y por ello,
es importante adoptar unas "conductas de evitación". Para prevenir, aconseja que lo primero que hay que hacer es "informarse bien" y evitar la "infoxicación". Hay que saber bien dónde, cuándo y cómo se producirá el desconfinamiento y hacerlo acudiendo a fuentes fiables y oficiales.
También recomienda hacer "ejercicios de respiración" para relajarse y actividades como el body scanner , que
consiste en imaginar el cuerpo como un escáner y pensar en sus
detalles. Esta técnica ayuda para centrarse en el "aquí y el ahora". O
buscar alguien de confianza que te ayude y así empezar a salir poco a poco e ir perdiendo el miedo.
En
situaciones más graves, Peñalver sugiere buscar el apoyo de un
profesional que acompañe a la persona para volver a la normalidad. Se
trata de casos extremos en los que se empieza a tener un fobia social
que puede provocar "agorafobia"-el miedo a estar en espacios abiertos-,
una situación que recomienda prevenir. Por eso, el psicoterapeuta llama
a las autoridades sanitarias y los colegios de psicólogos de que
informen de que estas situaciones existen y poner teléfono de
asesoramiento para los que lo necesiten.
"Cuanto más prolongamos el confinamiento, más difícil va a ser volver"
En el caso de los niños, el profesor Umbieto dice que ha hablado con varias familias sobre este tema y lo que les ha recomendado es que "les obliguen" a salir a la calle
empleando distintas estrategias. "He hablado con una señora que vive
sola con un niño y él no quiere. Le aconsejé que he le diga que ella
necesita salir y le gustaría que el niño le acompañe para sentirse mejor", explica. El psicólogo dice que obligarlos en el sentido de que "el miedo se vence reconociendo el territorio". "Es
tan simple como salir porque cuando hay miedo se tiene que poner
límite. Hay que sacarlos, cumpliendo las normas higiénicas y de
distancia, claro. Cuanto más prolongamos el confinamiento, más difícil va a ser volver", concluye.
Poco y breve es todo lo que sucede en el seno del tiempo. Esto sucede dentro del tiempo, luego no es, no puede ser, una excepción.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Está bastante generalizado. Un beso
EliminarHola, yo creo que a los hijos de Dios no debería preocuparnos la desescalada, en cualquier nivel. Si rezamos con suficiente fuerza, el virus se irá al infierno. No creo que afecte a los verdaderos seguidores de Cristo, la fe nos protege, con rezar ya lo tenemos todo ganado.
ResponderEliminarOjalá que tengas razón. Un beso
ResponderEliminarEsto ha sido muy grave. Lo demuestra los miles de fallecidos y contaminados.
ResponderEliminarEs normal tener prevención porque el peligro no ha terminado. Hay que ir con cautela,
Y más, cuando hay personas que no colaboran y se saltan las normas alegremente.
Poco a poco irá volviendo la tan esperada “normalidad “.
Un beso.
Si buscamos excusas nunca volveremos. Un beso
EliminarEstoy muy de acuerdo con esta frase que comentas de este psicólogo: "Cuanto más prolongamos el confinamiento, más difícil va a ser volver", no me cabe duda, por lo que no me ha costado salir a la calle y tratar de adaptarme cuanto antes a la vida "cotidiana" o por lo menos intentar mentalizarme que el verdadero virus está en nuestra mente y en toda esta campaña informativa de los dichosos medios que maneja el gobierno para atemorizarnos y mantener a la población "encarcelada".
ResponderEliminarMe ha parecido muy bueno este artículo.
Un beso.
El gobierno está feliz de mantener el control y sobre todo en Madrid que es del PP. Un beso
EliminarHola Susana, la verdad es que da un poco de miedo sabiendo que siguen contagiandose quinientas personas al día. Son muchas personas. Yo la verdad es que desde el principio he salido lo justo y preciso, dada las circunstancias en las que me ha cogido la pandemia. Y sigo haciéndolo igual a pesar de estar en la fase 1.
ResponderEliminarBesos :D
Cada cual tiene sus circunstancias pero hay que hacer un esfuerzo. Un beso
EliminarCreo que como todo esto en la vida.. unos ya salen a la calle como si no hubiera pasado nada, y otros tienen demasiado miedo. Hay que vivir con ello, así que poco a poco... lo que pasa que cuando vives con personas de riesgo, ese riesgo se hace más evidente. Buen finde!!
ResponderEliminarEntonces es más comprensible. Un beso
EliminarHay demasiados contagios y muertes todavía y si todos nos respetáramos y cumpliéramos con las normas que nos dicen los expertos no daría tanto respeto ( que no miedo) salir a la calle pero da rabia ver cómo las personas se juntan en cuadrillas sin las mascarillas cómo si no pasara nada y quizá entre ellas haya asintomáticos que están contagiando a los que tienen al lado.Lo veo todos los días en la plaza que tengo debajo de mi casa y con personas de todas las edades y con ese plan yo sólo salgo cuando me es absolutamente necesario pues además soy persona de riesgo pero no tengo a nadie que me haga la compra, que me vaya a la farmacia o que me tire la basura, lo tengo que hacer yo y cada vez que salgo también le compro a mi vecina lo que necesita pues es mayor que yo.También he de decir que hay personas que si que respetan y guardan distancias y van con mascarillas y guantes.Besicos
ResponderEliminarSólo un cinco por ciento de la población ha tenido contacto con el virus. Un beso
EliminarHola Susana. Aquí me tienes de nuevo. Me gustaría que leyeras mi última entrada...Para serte sincero no sé a qué nos vamos a enfrentar porque esta realidad escapa de mis acertijos. Espero que todo pase como pasa una pesadilla que nunca jamás se dió en realidad. Ni sé si prolongar el encierro o dejarnos salir para ganarnos la vida. Todo es miuy complejo pero con el corazón en la mano, espero que esta sociedad sea diferente a lo de antes que ya era un caos.
ResponderEliminarBesos cuídate mucho
Creo que tampoco estábamos tan mal ni ahora tampoco. Un beso
EliminarCreo en efecto que cada uno debe afrontar la desescalada, o como dice ese eufemismo "nueva realidad", de la forma que su personalidad se lo exija...
ResponderEliminarPero sin dejarse llevar por la corriente. Un beso
EliminarEn mi opinión, ni el gobierno ni la oposición lo están haciendo bien. En primer lugar deberían de luchar mano a mano contra la pandemia dejando atrás sus intereses políticos. Más adelante cuanto todo se haya solucionado que peleen por conseguir más votos pero de momento deberían de ayudarse para tratar de erradicarla.
ResponderEliminarNo tengo el síndrome de la cueva, pero procuro salir lo menos posible, antes tampoco andaba mucho ya que cogía el coche o un bus si iba a algún sitio con dificultades para aparcar, ahora es el miedo a lo desconocido lo que me ata en casa, aunque salgo a comprar y de vez en cuando a darme un paseo en el horario de mayores.
Un abrazo.
Siendo mayores mis seguidores es lógico que no salgan. Un beso
EliminarMe ha encantado su comentario: Hay trenes que solo pasan una vez
ResponderEliminarBuf, para reiniciar el mundo...
ResponderEliminarEso hacía falta. Un beso
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