domingo, 25 de marzo de 2018

El mareo

Olvidaba uno de los problemas mayores que han marcado mi vida. Cuando era pequeña no podía ir en coche a la vuelta de la esquina, literalmente, sin acabar vomitando. Pero como mis padres querían salir de vez en cuando no me quedaba más que parar en la cuneta en todos los viajes en la ida y la vuelta y a veces más de una vez. En las excursiones escolares también me mareaba con el efecto llamada que hacía que medio autobús lo hiciese también. En los aviones e incluso en patinadora. En el viaje de fin de curso de Cou y también en mi viaje de novios.  Cuando estaba embarazada de mi hijo mayor no podía ni bajar en el ascensor sin marearme.

Lo pasaba fatal porque me ponía malísima y ahora todavía me pasa de vez en cuando.Y antes de que a alguien se le ocurra decir que no es para tanto y soy una exagerada, le diré que lo sume a todo lo demás y tal vez entienda porqué pedía la muerte a Dios cada noche.  Tímida, acosada, sin amigos, ignorada por mi familia, salvo mi hermana que abusaba de mí,  torpe, mocosa, con acné (no granitos),  todavía arrastro las secuelas de todo ese dolor. Pero si alguien sigue pensando que soy una exagerada y que mis diez años de depresión no tienen sentido, vale, que piense que yo como Mariñas también valgo más por lo que callo que por lo que cuento.



11 comentarios:

  1. Horrible, yo no hubiera sido tu amiga de niñas.
    Siempre he sentido mucho asco de que alguien vomite. A una compañera en la primaria que vomitó y alcanzó a ensuciar un poco mi vestido, nunca más le volví a dirigir la palabra. Lo consideré como UBA ofensa muy grande, nunca la comprendí. Así que comprendo como te habrás sentido, ha de ser espantoso tener un problema eacatológico de esa magnitud. Porque provoca de inmediato el rechazo de los demás. Espero que ya lo hayas superado y ni siquiera lo vuelvas a recordar, que es muy repulsivo.
    Un abrazo muy grande y fuerte.

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  2. Para colmo a mi familia le gustaba ir a Pontevedra en verano. Lo que me extraña es que no me abandonaran en una gasolinera. :). Un beso.

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  3. Una vez camino de Sierra Morena con mis primos me puse tan mala que acabé una semana en la cama del hotel y cuando desperté no me acordaba de nada.

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  4. A mi me pasa igual Susana. Sigo mareándome, es una sensación malísimo. Solo si yo misma conduzco, consigo dominar el mareo. Y la verdad, se pasa fatal.
    ¡Besos y feliz Semana Santa! :D

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  5. Te entiendo porque yo me he llegado a marear hasta en el Metro y con bata de prácticas. La gente me miraba extrañada.
    Con los años se me pasó.
    Besos.

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    1. Yo ahora me mareo pocas veces pero además me da diarrea. Mejor no lo explico. Un beso.

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  6. Menos mal que ya se te ha pasado, porque tiene que limitar mucho. El tema de la exageración, es algo en lo que no se puede entrar. Es como con los dolores físicos. Cada cual tiene su umbral de dolor y es imposible saber cuánto le puede estar doliendo al otro. Es de las cosas más subjetivas que hay. Un besote!

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    1. En los parques de atracciones sólo puedo ir a la zona infantil. Además de mayor tuve vértigo. Un beso.

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  7. Yo marearme no pero vértigo si que lo tengo y no puedo subirme a ninguna altura, recuerdo en una excursión por Italia donde íbamos a Pisa, todos los excursionistas subieron a la torre y yo me quedé sola esperando porque no me atreví a subir, en fín que las alturas me ponen muy mal y por eso vivo en un primer piso.Besicos

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