Siguiendo mi objetivo de asquearos estas vacaciones, hoy quiero hablar del olor de pies. Resulta que yo siempre lo tuve pero no era mucho problema hasta que se me luxó la rodilla. Tengo los tendones laxos, es un problema genético, y me tuvieron que escayolar un mes. Por más que me lavaba los pies a diario y me ponía calcetines limpios, el pobre doctor y mis padres lo pasaban fatal cada vez que iba a la consulta. No era una cuestión de higiene. Por entonces no existían o no lo conocía yo, esos desodorantes de farmacia que garantizo que funcionan. Ahora ya no me hace falta porque se ve que era un problema hormonal.
Quien no tiene este problema no sabe lo desagradable que puede ser y problemático, porque los zapatos generalmente no se pueden lavar, o aunque lo hicieras a los cinco minutos huelen otra vez. Afortunadamente mis hijos no heredaron la mayor parte de mis problemas y además yo ya conocía los remedios adecuados para cada caso. Pero siendo una niña o una adolescente un asunto así puede amargarte la vida. Por no hablar de la enfermedad en sí, que tiene muchos y variados síntomas pero casi ningún médico la conoce. Así que lo único bueno que conseguí con la luxación fue librarme de la gimnasia, pero ya fue bastante.
Bueno no es un tema muy vacacional. Un abrazo
ResponderEliminarTodavīa estoy contestando comentarios. Un beso.
EliminarNo hay mal que por bien no venga dice el refrán y tú te libraste de la gimnasia.Al menos tus hijos no han heredado todo lo que te supuso a tí un problema y de ello tienes que sentirte muy feliz.Besicos
ResponderEliminarMi hija pequeña tiene lo de los pies, pero ahora tenemos peusek y podosan. Un beso.
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