martes, 20 de noviembre de 2018

La niña del portero

Durante más años de los que quiero recordar, yo fue como un fantasma deambulando por mi casa sin que nadie se percatara de mi presencia. Mis hermanos eran mayores, mi hermana estaba a sus cosas, mi padre no estaba y mi madre andaba ocupada con las labores del hogar. Realmente pasaba más tiempo con la asistenta cuando lo había. así que para distraerme bajaba a veces al portal del edificio a curiosear. Hubo una temporada en que, no sé por qué me mandaban todo el tiempo abajo a ver si había correo. Supongo que tenían cosas serias de que hablar, o simplemente no me querían por allí.

Dice la psicóloga que soy como un perrillo falto de cariño, que ando arrimándome a todos en busca de caricias y de atención. De tanto estar en el portal con mi vestido de por casa, los repartidores pensaban que era la hija del portero y me preguntaban por mi padre; lo cual a mí me sentaba fatal, no por nada, sino porque no era verdad y yo no era una mentirosa. De manera que dejé de bajar al portal. Al poco empecé a salir con una vecinita de mi edad y me pasaba el día con su familia.. Hasta que la cambiaron de colegio y perdimos el contacto y volví a ser el fantasma de mi casa.

14 comentarios:

  1. Vaya, crecer así tiene que marcar, deberías haber habado con tus hermanos y decirles que te sentías sola. Abrazos

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    1. Era muy pequeña y muy tìmida. No sabía quë decir. Un beso

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  2. Si hay una diferencia grande de edad con los hermanos, puede pasar, pero fantasma de casa no creo, mas bien te ha faltado mayor contacto familiar.

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    1. Mi hermana solo me llevaba tres años pero no quería saber nada de mí. Un beso

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  3. La comunicación entre hermanos nos hace ser más sociables Susana, si aún estás a tiempo hazlo.
    Besos.

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  4. Nunca deberíamos aislarnos y menos teniendo hermanos. Ya sólo tengo una y es un apoyo muy grande.

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  5. Una realidad muy triste que ocurría en muchas familias.Besicos

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  6. No parece una niñez muy fascinante, la verdad es que la mia tampoco lo fue, eran tiempos difíciles y los cariños escaseaban.
    Un abrazo.

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  7. Te marcó tu infancia para siemprew, de eso no veo duda.

    Ahora es diferente, pero las huellas las tienes...todavía. Lo siento.

    Un beso.

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