La luz

“Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en lo alto de un monte; ni se enciende una luz para ponerla debajo de un celemín, sino sobre un candelero a fin de que alumbre a todos los de la casa. Alumbre así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los Cielos” (Mt 5, 14-16)

No se recibe la luz para dejarla escondida, sino para que alumbre toda la casa. Como existe la luz y la oscuridad, también existen las buenas personas y las malas, las ideologías nefastas y las menos perniciosas, las ideas correctas y las equivocadas. No creo que todo el mundo tenga un lado bueno, ni que todas las ideologías sean válidas. Creo que existe la verdad y la mentira. Y lo siento pero no puedo decir lo contrario por muy mal que suene el ser tan categórico. Creo que existe el Mal absoluto, como también existe el Bien.

No me valen excusas y justificaciones cuando todos somos adultos y sabemos lo que hacemos. No todas las religiones son iguales ni llevan a la Verdad. No todas las culturas son defendibles ni todas las costumbres tolerables.  No es lo mismo ir por la vida sin dañar a nadie que ser un egoísta, un vicioso, un degenerado. Ya sé que no soy yo quien debe juzgar pero eso no significa que no haya juicio en absoluto. Creo que los actos tienen consecuencias y por más que queramos justificarnos, algún día tenemos que dar cuentas de cada uno.