Una frase muy conocida que significa que ser educado no supone que no estés dispuesto a luchar por tus derechos. Pasa a menudo que la gente que más grita piensa que tiene la razón y, si los demás se callan, piensa que se la otorgan. Pero no es así. Lo que ocurre es que el que pierde los papeles se descalifica y sin embargo, el que sabe mantenerse en su lugar se revaloriza. O así debería ser, porque lo cierto es que la realidad a veces me lleva la contraria. Por ejemplo, en el parlamento me temo que hace tiempo que no siguen esta regla.
Entre levantar la voz y callarse, debería haber un término medio que es la discusión serena de los temas. Pero comprendo que hay cuestiones que no admiten una discusión serena porque simplemente son indefendibles por las vías normales y legales. Entonces sólo queda la réplica mordaz y el ataque rastrero. Cuando alguien acude a esas estratagemas está claro que no tiene razones que defender. Lo malo es que a menudo el contrincante tampoco encuentra réplicas y opta por callarse, por no encender el debate. Y eso es lo peor que se puede hacer para defender tu punto de vista.
Creo que el debate sólo es posible y merece la pena cuando el objeto del intercambio de opiniones es eso, opinable. Estamos en disposición de debatir cuando se admite de entrada que cualquiera de los participantes puede estar en lo cierto, o quizá ninguno lo está pero hay voluntad de llegar a un acuerdo si se demuestra que alguno de los ponentes da con algo certero. Eso presupone poca soberbia y mucha honestidad por parte de los contendientes, pero no es lo habitual por eso el debate se convierte en una superposición de monólogos estériles. Además, no es posible el debate si el objeto a tratar es absurdo, no se puede debatir con alguien que sostiene que las piedras suben solas si nadie las empuja, o con alguien que sostiene que la cultura determina el género y no la biología. Saludos cordiales.
ResponderEliminarHace tiempo discutí con una amiga por eso y no hubo modo de llegar a un entendimiento. Un beso
EliminarDicen que cuando uno no quiere, dos no discuten.
ResponderEliminarPero yo opino que, de forma correcta, hay que defenderse y no dejarse avasallar.
Un beso.
Hay veces en que no se debe callar. Un beso
EliminarMe ha encantado este post. Esa invitación a la reflexión sobre el diálogo.
ResponderEliminarVeo en el margen de la maqueta del blog tu postura sobre la Tauromaquia, algo que entiendo perfectamente, pero al ver el eslogan y leer la entrada lo he asociado con la mayoría de la dialéctica antitaurina. Por explicarme mejor con un ejemplo, a mi me parece indecente el mercado del fútbol en general y el de España en particular, un espectáculo cuyos actuantes representan todos los peores valores imaginables pero no me meto con aquellos que disfrutan con ese tejemaneje, aquellos que con su afición favorecen ese deporte como espectáculo y sus cifras millonarias absolutamente deplorables.
Contaba Fernando Quiñones que acudió con su hijo de corta edad a Las Ventas. Los borbotones de sangre echaron a ambos de la plaza. Jamás volvieron a pisar un tendido. Pero nunca se ha escuchado de Fernando Quiñones maldición alguna hacia la lidia. Siempre silencio, que es veredicto taurino.
Saludos.
Soy absolutamente antitaurina pero entiendo que es un negocio difícil de erradicar. Un beso
EliminarUna pena que no se pueda lograr un término medio.Besicos
ResponderEliminarAl menos que pudieran dialogar sin ofender. Un beso
EliminarTotalmente de acuerdo amiga Susana. Lo cortés no quita lo valiente. A veces es mejor ser prudente y eso demuestra más valentía aun.
ResponderEliminarMuchos besos:D
Prudente pero no callado. Un beso
EliminarMuchas gracias por tu paso
ResponderEliminary aportacion al blog
Me alegra que te guste
Bienvenida. Un saludo
EliminarAclarar las cosas, ea mejor que no hacerlo. Y estando claros con nuestra postura, siempre hay manera de hacerlo diplomáticamente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero hay quien no sabe o no quiere. Un beso
ResponderEliminarBuf, esa frase tiene mucha razón
ResponderEliminar